En la actualidad mucho se habla de inclusión e integración, usando estos términos casi como sinónimos en muchos proyectos educativos, pero sabemos cuál es el real significado de estas palabras, la concepción educativa que hay detrás de ellas.
Este año (2010) en Chile se promulgó la ley 20422 sobre la igualdad de oportunidades e inclusión social de personas con discapacidad, pero tras leerla se detectó una gran contradicción y es que por qué si la ley se llama de inclusión, plantea más bien la integración. Esto se evidencia en la visión biomédica que refleja la ley, en la cual definen al discapacitado como alguien diferente que tiene un problema o déficit, por lo que debemos ayudar a integrarlos a través de especialistas.
Mientras que si pretendían plantear la inclusión, se debería haber hecho alusión al modelo social, tal como lo explica Palacios "las causas que originan la discapacidad son preponderadamente sociales" (2008, p: 64) debido a que no somos capaces de prestar los servicios adecuados, además de que estamos constantemente tratando de normalizar y homogeneizar la sociedad.
Esto también lo transmitimos en las escuelas, donde enseñamos en base a estereotipos y conductas esperables dependiendo si eres hombre o mujer, se busca formar a los estudiantes siguiendo un mismo perfil, sin considerar sus diferencias.
Esto también lo transmitimos en las escuelas, donde enseñamos en base a estereotipos y conductas esperables dependiendo si eres hombre o mujer, se busca formar a los estudiantes siguiendo un mismo perfil, sin considerar sus diferencias.
Al crear una norma, se crea a la vez lo que esta fuera de ella, construyéndose la imagen del "anormal", es decir, se construye la discriminación a lo que es distinto a mí.
Entonces, qué pasa cuando llega el "anormal" a la sala de clases, en el mejor de los casos se le entiende como alguien al que hay que tolerar, entendiendo tolerancia cuando "evitamos examinar los valores que dominan la cultura contemporánea, pero también somos tolerantes cuando eludimos polemizar con creencias y prejuicios de los llamados sectores subalternos y somos tolerantes cuando a toda costa evitamos la contaminación, la mezcla" (Duschatzky e Skliar,2001 p: 198) es decir, acepto la presencia de un otro pero no me involucro con él.
No es posible que esto siga así, es necesario que haya un cambio, donde entendamos por fin que todos somos y aprendemos diferente, dejando de lado la homogeneización de la sociedad. Con la naturalización de las actitudes y conductas lo único que conseguimos es seguir excluyendo y estresando a los niños y niñas que no se sienten parte de un sistema que los obliga a comportarse de una forma predefinida, pasando a llevar la libertad que cada uno tiene para desenvolverse y crecer a su manera, o a caso debemos ignorar que un niño por ser hombre no pueda llorar, por qué debemos soportar escuchar que las mujeres son menos capaces que los hombres en las áreas relacionadas con la ciencia o la matemática o aún peor por qué un niño o niña con síndrome de down no tendría derecho a opinar.
Si la diversidad no es un tema importante de tratar en la escuela, cómo justificamos el aumento de suicidios y denuncias a causa de bullyng en este último año, frente a esto cabe preguntarnos cómo estamos abordando la diversidad en nuestras escuelas.
Para poder generar un cambio se debe formar a profesionales que sean capaces de valorar la diversidad, los educadores deben ser capaces de enseñar en diversos contextos de aprendizajes, siendo capaces de adaptar sus prácticas pedagógicas y el currículum en general, de otro modo no se podrá evolucionar desde la integración a la inclusión
Si la diversidad no es un tema importante de tratar en la escuela, cómo justificamos el aumento de suicidios y denuncias a causa de bullyng en este último año, frente a esto cabe preguntarnos cómo estamos abordando la diversidad en nuestras escuelas.
Para poder generar un cambio se debe formar a profesionales que sean capaces de valorar la diversidad, los educadores deben ser capaces de enseñar en diversos contextos de aprendizajes, siendo capaces de adaptar sus prácticas pedagógicas y el currículum en general, de otro modo no se podrá evolucionar desde la integración a la inclusión
Referencia bibliográfica:
Duschatzky, S y Skliar, C. (2001) Los nombres de los otros. Madrid, España: Leartes
Palacios,A. (2008) Caracterización del modelo social y su conexión con los derechos humanos. Madrid, España: ediciones Cinca